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miércoles, 31 de enero de 2018

LLAMA GEMELA



Lo semejante, atrae a lo semejante, es ley universal, al igual que como es arriba, es abajo. En la nueva era satanista la búsqueda de un cielo e infierno ha terminado. Pues no hay mejor dicha que la que recogemos día a día, es aquella que permanece fragmentada entre los buenos tiempos, incluso cuando nos arrebatan un suspiro de entre el corazón y dos energías se cruzan en el camino, es bello empatar un sentir en una intensidad sincronizada, las llamas gemelas se funden en el interior de la carne, excitando nuestras más ocultas intenciones, mientras en otras circunstancias se gesta un futuro azaroso lleno de incertidumbres. Entre la desdicha el satanista deberá emerger su catarsis, no se pondrá a prueba su fe, puesto que la fe ya la ha recobrado para sí mismo al reconocerse como tal, se pondrá a prueba lo aprendido, que tan lejos llego a una verdad que le hará grande o bien solo se esmeró en regalar a este mundo un desenlace frustrado donde no se necesitó de ningún demonio para arruinar la situación más que sus propios actos y consecuencias. Y es que la verdadera búsqueda del ser trasciende de todo dogma y de todo atavismo cuando regresamos como niños nuevamente, recobrando el empoderamiento de libertad con el que cada uno nacimos, pero en debilidad caímos en la apatía y la ignorancia de esperar un ser mágico que venga a llevarse nuestros problemas. Demonios no olvidemos de que estamos hechos por dentro y por fuera, hijos de las estrellas, dichoso de aquel que se reconoce como su propio dios, hace gala al macrocosmos y el microcosmos empapando sobre cada parte de sí... Al igual que las estrellas binarias, amantes constantes del universo donde él "no" simplemente no puede existir.

Cada quien es libre de hacer de su vida un paraíso, un infierno, una luz, encontrar a su llama gemela, o simplemente también es libre de hacer de su vida... un chiquero lleno de mierda que poco a poco va creciendo conforme se van cerrando todas las puertas que yacían abiertas en el pasado y ahora, en el presente, sin lugar a donde ir, maldito sea quien se encerró a sí mismo en un gran castillo creado por tu propio ego quien como cómplice, se dejó fornicar por la mediocridad subyacente en determinado ser, y luego resulta que no, no era un castillo, era una pocilga. La virtud de todo satanista es permanecer libres de todo auto-engaño. Porque es desde ahí, desde esa intimidad de entre la psique y su discernimiento para alcanzar determinada verdad, tanto como de lo simple a lo abstracto, a lo divino o a lo maldito, el auto-engaño se paga dando lugar a creer en los engaños provenientes del exterior de nuestra propia mente.

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